El 25 de diciembre de 1835, es
herido (precisamente por un bayonetazo) y capturado el Comandante
Pedro Carujo, “General” de los “reformistas revolucionarios”. Al salir
del Castillo de Puerto Cabello con un grupo de 70 soldados “reformistas” según el mismo declara más tarde “para forrajear”, es sorprendido por una partida “constitucional” al mando del Comandante
Pedro Marturell. En la partida “constitucional”
va el Capitán Francisco Ornellas, bajo cuyo mando está la compañía que ataca y
captura a la “partida reformista” que
conduce Carujo. “Al enredarse con las
espuelas” según testifica el Sargento Sebastián Vera, Carujo cae y al
intentar sacar el sable para defenderse, es alcanzado por el Sargento en
referencia, quien le infringe grave herida con su bayoneta.
Carujo es conducido gravemente
herido hasta Valencia, dónde por requisitoria librada por el Primer Alcalde de
Caracas, es reducido a prisión por sedición. Condenado a muerte por sus delitos
y luego de un juicio de variadísimas peripecias jurídicas, no alcanza a
cumplirse la sentencia porque Carujo muere a resultas de su grave herida, el 31
de enero de 1836. Contaba con la edad de 35 años al momento de su muerte; se
había alzado, una vez más, en 1835 y había estado en pre-agonía durante
35 días. ¡Qué cosa con el 35 y el destino maldito de Carujo…!
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