30 de octubre de 2016

Bayonetazo #10. Sobre conflictos, negociaciones y acuerdos. Albures y fracasos.

Hoy,30 de octubre de 2016, las partes en conflicto "de turno" anuncian el "inicio" de un nuevo proceso de "negociación" que debería, en algún sentido, conducir al comienzo de disminución  de las tensiones. En nuestro blog titulado www.miradainterdisciplinaria.blogspot.com, hacemos una elaboración teórica del Conflicto, desde la Conflictología y establecemos su fases, visto como proceso. Esa misma elaboración teórica la utilizaremos aquí, desde la perspectiva (también definida allí) del Conflicto Político y desde allí, examinaremos cual podría ser el resultado de este "nuevo intento" de encontrar una "salida" también desde el angulo de visión que ofrece nuestra historia política venezolana.

Desde las prescripciones teóricas de la Profesora Olga Castillejo de Arias (UBA, Buenos Aires) el conflicto comporta cuatro etapas, a saber, el Escalamiento, el Zanjamiento, el Desescalamiento y la Conclusión. La primera etapa se corresponde con el inicio y el agravamiento de las tensiones, cada vez hacia niveles más ásperos; la segunda, cuando pareciese que el conflicto ha concluido, pero se reinicia al menor movimiento de las partes; la tercera, se corresponde a la etapa en que "la tormenta comienza a amainar"; y la cuarta, como su nombre lo indica, al final del conflicto. La Conflictología, como ciencia del conflicto, distingue los Medios Alternos de Resolución de Conflictos (MARSC). Y dentro de esos medios, está la Negociación, misma que en términos jurídicos entendemos como Arbitraje

La Negociación tiene unos condicionantes esenciales: la aceptación mutua de los negociadores, junto al reconocimiento explícito de su existencia. Ninguna de las partes se considera "derrotada" pero sí reconoce que, de seguir por la vía del Escalamiento, los resultados serían impredecibles. Pero lo gravoso es la naturaleza del conflicto respecto del medio alterno que tratamos. El Conflicto Político, visto desde la óptica de la Teoría de Juegos, comporta un juego no cooperativo de naturaleza suma cero (John Harsanyi) y, desde esa perspectiva, no existen ganadores en ambas partes: el conflicto no termina hasta que hay una parte derrotada y una parte ganadora. Según Harsanyi, el juego se termina solo cuando una de las partes grita "Victoria". La Negociación en los conflictos políticos solo surte efecto cuando una de la partes está en tan comprometida situación, que ocurre al expediente precisamente de ella para ganar tiempo o para salir, con el tiempo, decorosamente de la situación de conflicto.

Durante nuestra historia política republicana, vale decir, desde la fundación de la República de Venezuela (1830), no ha habido confrontación, en el contexto de los conflictos políticos, deviniesen en guerra civil o no, a la "Negociación", como la vemos ahora, con éxitos tangibles a corto plazo. Solo hemos tenido "Capitulaciones" o "Rendiciones Incondicionales" y, aún en el conflicto con las potencias europeas en 1902 o en el conflicto fronterizo con los ingleses por la delimitación de fronteras con la entonces Guayana Inglesa, el negociador nunca representó los intereses de Venezuela, sino aquellos geo-continentales de las potencias en liza. 

La rendición "negociada" de los sediciones de 1835, que solo benefició a los Generales Monagas, Mariño y Briceño entre otros, mandó al cadalzo a los zoquetes. La Capitulación de Coche, que devino en tratado y concluye la Guerra Federal, fue camino sin retorno para la godarria, especialmente caraqueña. Sin fórmula de negociado alguno, se fue el Castrismo ante el poder irrefragable del Gomecismo Rehabilitador en ciernes. Y solo la gestión voluntaria y de buena fe del General Elbano Mibelli, durante el tumultuoso año 1936, permitió neutralizar a una civilidad democrática radical que amenazaba con destruir la débil gobernabilidad democrática del General López Contreras en sus inicios. En las horas vespertinas del 18 de octubre de 1945, en el momento de más crispación de Delgado Chalbaud por la muerte de los cadetes, el General López Contreras, preso en la Escuela Militar y ante la solicitud de Delgado de ser "negociador" con el Gobierno, el entonces ex-presidente sugirió al Doctor Oscar Machado Zuloaga, al declinar él del oficio. No hubo necesidad: a las tres de la mañana del 19 de octubre de 1945, el General Medina "se rindió" a los militares de la Unión Militar Patriótica. De manera que los "negociados" o no existieron o se solicitaron con una de las partes in extremis. El Pacto de Nueva York y el Pacto de Punto Fijo no fueron fruto de una Negociación conducida por los buenos oficios de negociador alguno: el primero fue una imposición norteamericana y el segundo un acuerdo obligatorio para salvaguardar la integridad de una democracia apenas dando sus primeros vagidos.

El único proceso formal de "Negociación" que existe en la historia contemporánea de Venezuela y que encabezara el colombiano ex-presidente Doctor César Gaviria, luego de largas conversaciones e innúmeras "patadas a la mesa" por las partes "en negociación" resultó en el más rotundo fracaso. En nuestro muy humilde modo de ver las cosas, estos "resultados esperados" se deben a que siendo el conflicto político un juego no cooperativo de naturaleza suma cero y siendo la venezolana una sociedad estructurada sobre la base del poder como motivación, las partes no se acercan para colaborar sino para imponerse sus respectivos patrones envolventes de dominación (Pedro Itriago, 2011), trasladando el conflicto a la mesa y enfrentándolo por otros medios. Tiempo, solo tiempo buscan las partes políticas venezolanas cada vez que invocan el llamado "diálogo". La sed de victoria obnubila cualquier esfuerzo y solo la rendición, como conducta de una de las partes, podrá lograr "humo blanco" en este cónclave. De casta le viene al perro...



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