26 de octubre de 2016

Bayonetazo #9. Copla y alma llanera: tributo al discurso político nacional. Una muestra.(dedicado a mis dilectos profesores Víctor Genaro Jansen Ramírez y Fernando Falcón Veloz)

El llano, región de alma telúrica de nuestra tierra. Una inmensa planicie que se extiende desde el sureste del país, allá en los confines del río Apure (mismo que da origen al río Arauca que traspasa la frontera de la Colombia de hoy) y se allega, por el Este, hasta casi el delta del Río Orinoco. Es tan extensa que en Venezuela, en Geografía Física, solemos distinguir tres grandes regiones llaneras: los llanos bajos occidentales, los llanos centrales y los llanos altos orientales. De allá vino la indómita presencia del llanero, su lanza, su caballo, su fiereza  y su lealtad sin condiciones, solo para quien lograra domeñarlo. Soga, puñal y cuatro; copla, amores y sentimientos son el equipaje de un natural que tiene, por adición y adicción, un inmenso amor a la libertad, entendida esta última no en su sentido político, entre las denominaciones polares, por ejemplo, de Isaiah Berlin. No, el sentido libertario del llanero venezolano se encastra en el alma como bala en cartucho, como viento en la tormenta: es inmanente tanto a la cosa como a la palabra y ambas a la persona.

Vinieron de aquella región llanera, lanza en ristre, los que decidieron la libertad de la Patria que fundó Bolívar y provino de ella, machete trocado en sable, el padre de la República de Venezuela y su primer Presidente: José Antonio Páez. Un hijo de Páez, Ramón, educado en Estados Unidos, publicó un texto en 1852 (en idioma inglés y en la ciudad de Nueva York) que llevó por nombre “Escenas costumbristas del llano venezolano”. Recoge sus experiencias en una campaña que realizara con su padre, disfrutando del sumun de su gloria como primer gran jefe político y militar de Venezuela (1842) y en los llanos venezolanos, y como él mismo informa en los prolegómenos del libro “para determinar el estado de sus propiedades y rebaños”, mismas que se extendían desde la población de El Sombrero en el centro del país, hoy Estado Guárico, hasta el entonces pequeño asentamiento de Achaguas, allá en el lejano Apure. Ramón hace saber que para el llanero son tres los elementos esenciales de su patrimonio: la música, las armas y el caballo. Y denota que a pesar de ser muchos de los llaneros analfabetos o semi-analfabetos, componían coplas observando intuitivamente los rígidos principios de la métrica y la rima, logrando en el esfuerzo composiciones poéticas de extrema complejidad y belleza. 

Este "Bayonetazo" trata sobre una copla que escucháramos esta mañana, muy temprano, de indudable contenido político y que, engarzada en un “pajarillo” (un tipo de composición propia del joropo llanero), señala las aspiraciones del niño del campo, hecho luego cantante recio, como solemos llamarlos nosotros y se refiere a las condiciones que esperan de un “líder” que pretenda conducirlos (además de la valentía y el coraje a toda prueba). Decía aquella copla, a ritmo de arpa, cuatro y maracas:

“Él es bueno y cariñoso,
y de un afecto sincero;
con un discurso clarito,
como agua de tinajero…”

Al romper, la estrofa no tiene nada de extraordinaria. Cuatro versos, estructurados, como ya dijésemos, en copla, con rima asonante y construida en versos octosílabos, la métrica usual en esta clase de composiciones. Pero si se es llanero (ascendencia mediante) se canta y el contexto del "pajarillo" es de naturaleza política, como por ejemplo ensalzar los atributos de un líder carismático en los prolegómenos de una “contienda inminente de naturaleza interpartidaria”, los versos encarnan un mensaje poderoso, sobre todo para los llaneros que pudiesen escucharla.  En primer lugar deja algo claro “Él es bueno y cariñoso, y de un afecto sincero” ; para gentes de otras tierras, acaso teutones, anglosajones, nórdicos e incluso eslavos o centro-europeos, estas características son intrascendentes. Para un venezolano no, contimas si se trata de un llanero. Resume lo que un niño espera de un padre y tiene la certeza proviene de la madre. Ambas características remiten, además, a condiciones que siempre han conmovido e incluso identificado al venezolano: la bondad y el cariño. Y estas dos condiciones son imposibles de ser acunadas en un alma, si el “afecto no es sincero”. La sinceridad del afecto es condición necesaria y suficiente para que renazcan de ella la bondad y el cariño. De manera que si el líder carismático es percibido como un hombre “bueno y cariñoso”, movido además por un “afecto sincero”, se podría encontrar en él tanto a un padre como a un abuelo o, en una distancia menos próxima, a un compadre o a un amigo entrañable. Es un hombre digno de aprecio, consideración sincera y sobre todo, lealtad, porque de él es solo posible esperar lealtad. En una sociedad matriarcal, como pareciera ser la nuestra conforme muestra la evidencia empírica, la carencia paternal es "pan nuestro de cada día" y su añoranza intrínseca, “pan diario para el alma”. Siempre será posible argumentar que la intencionalidad del artista es “lograr la rima con la métrica escogida” con lo cual esta estructuración obedece a “exigencias inexorables” de una construcción verbal, en la composición de una canción criolla. Admisible como argumento, no obstante quien lo pergeña no conoce a los llaneros: llanero no usa la pluma, para parecer garcero, tampoco lanza de palo, si puede hundir el acero.

Los otros dos versos, refieren dos aspectos: la palabra diáfana sin arrestos académicos ni adornos excesivos, representada en el “discurso clarito”. El otro: un discurso reputable de verídico, sin vueltas y ejercicios argumentativos de ocasión. Cuando los versos se escriben acerca del discurso de un líder carismático, la intencionalidad es proveer la condición de “verdad absoluta” a sus palabras, expresadas en un lenguaje sencillo para facilitar la comprensión de todos, especialmente de los más humildes. Y el símil es particularmente gráfico: “como agua de tinajero”. Mucho antes de que en nuestra Patria hubiese agua corriente, en los llanos, aún a pesar de existir ríos de ingente cauda, el agua de tomar en las casas, posiblemente hasta en las más humildes, provenía de un artefacto que nosotros bautizamos como "Tinajero". Dotado de un armazón de madera que sostenía, en lo alto, una piedra porosa de río, se colocaba agua al interior de la roca ahuecada (agua por cierto previamente pasada por un cedazo, dependiendo este arte de su turbidez) y la piedra hacía las veces de filtro, teniendo además la prodigiosa propiedad de “enfriar” el agua con el tiempo. Por gravedad, el agua caía en una “tinaja” (gran envase de arcilla roja que transmite el nombre al aparato) que también tenía la propiedad prodigiosa de mantener el agua fresca. En una región adónde el agua se caracterizaba por su turbidez, el “agua clarita de tinajero” aparte de una bendición, confería atributos de salud y bienestar, especialmente en los secos veranos nacionales.  

De manera que una estrofa sencilla, recoge en su seno una tremenda potencia discursiva en lo político, cuando se trata de describir a un líder carismático en el contexto de la pugna interpartidaria. Y a las preguntas ¿A quién se refiere la copla? ¿A quién estaba dedicado el "pajarillo"? ¿A qué tiempo histórico pertenece, si este blog no trata de costumbrismo sino de historia política? Pues la estrofa hace parte de una larga pieza de joropo llanero que compusiese un cantante popular de música recia en honor al Presidente Hugo Chávez Frías, con ocasión de uno de sus episodios “revocatorios” que preparasen en sus tiempos, paradójicamente, en “tiempo record” , a los fines de enfrentar a sus adversarios. La hemos recogido como una pieza invaluable del discurso político venezolano y en el tiempo histórico en que vivimos precisamente hoy, donde los “sucesores ungidos” del Comandante Chávez ni  se expresan en un “discurso clarito”, ni son “buenos” y menos “cariñosos”, sus afectos “no son sinceros” y  temen además, a rabiar, a sus adversarios. Teniendo acaso “tinajeros” en sus casas, es posible que hace tiempo que no les pongan agua o esta sea de "particular turbidez" como parece atisbarse son sus almas.

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